Te escribo para que sepas que
te quiero, y ese querer me lleva a extrañarte a tal punto de no pienso en más
que en ti, en todo momento, en todo lugar, no sé cómo mi amor crece sin verte.
Y entiendo que la distancia no ha podido ni podrá dañar lo que siento por ti,
mejor lo alimenta y crea más mis fuerzas por estar contigo.
Sueño contigo y al estar
despierto pienso en ti nada más, y pienso en el cómo serán las cosas cuando
pueda verte, si harás lo que dicta tu corazón o quizás te intimide el que
piensa la gente.
Quiero verte y quitar de mí
esas ganas que parecen imposibles de saciar de sentir tu respiración en mí;
poder ver mi reflejo en tus ojos y mirándote fijamente decirte lo que siento y
demostrarte o tratar de expresarte lo que dice mi corazón, tal vez no pueda
darte explicaciones con palabras pero no lo dudaras al ver y sentir mis
acciones.
Y si nos dejamos llevar
podríamos crear ese momento perfecto y especial, en el cual sentiremos que se detiene el tiempo.
Acariciar una y otra vez mi
mano en la tuya, sentirte mía, y sentir que soy tuyo, acariciar todo tu cuerpo
con mis labios, hasta que solo pensemos que somos un solo ser con dos corazones… corazones
destinados para pertenecerle al otro, pero sigo aquí con estos labios, mi
corazón todo, que para los demás son míos pero la realidad es que te pertenecen
por completo; y vivimos así distantemente
cerca porque a pesar de los kilómetros que nos alejan nuestros corazones
están bastante cerca y ambos nos encargamos de mantenerlos así, y mantener lo
que sentimos vivo, demostrando nuestros sentimientos y lo mucho que nos
queremos a pesar de la distancia y del tiempo, sigues estando allá y yo aquí,
esperando que llegue ese momento, nuestro momento. En el que me haces y te hago
feliz.
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